Ya pasa una hora del Día Internacional de la Mujer, pero, como siempre a destiempo, querría rendir un pequeño homenaje a todas las mujeres: a las que siguen vivas, a las ya muertas, pero sobre todo, a las que cada día mueren al lado de un hombre. Con mueren quiero decir que son anuladas, desvalorizadas, ridiculizadas y suprimidas de la vida social, por parte de la persona que se hace llamar “cariño”. Y por desgracia, son cada vez más las adolescentes que ceden su libertad a cualquiera a cambio de un poco de cariño, y sin darse cuenta se encuentran con veinti pocos años casadas con un marido que se darán cuenta que no quieren, y con unos hijos que tendrá que cuidar ella solita.

En el mundo siempre han existido desigualdades, entre negros y blancos, entre hombres y mujeres, etc. Ya en el siglo I d.C. San Pablo, primer teólogo del cristianismo, afirmaba: “No consiento que la mujer enseñe ni domine al marido, sino que se mantenga en silencio”, y más tarde Averroes, importante filósofo árabe del siglo XI, predicaba: “La mujer no es más que el hombre imperfecto”. Con esto, quiero decir que tanto el cristianismo como el islam han marginado a la mujer a lo largo de la Historia. Aquí en Occidente hemos superado parcialmente esta injusticia gracias al abandono paulatino de la creencia en la religión. Lamentablemente, en otros países como Nigeria o Pakistán continúan lapidando (matar a pedradas) a mujeres condenadas por adulterio (poner los cuernos al marido, que en esos países representa hablar con el vecino o ser acusada sin haber hecho nada).
Resulta difícil enmendar miles de años de desigualdad. Mi único deseo es que algún día todos seamos valorados según nuestras capacidades y no por nuestra condición, y que todos podamos tener las mismas posibilidades de acceso a cualquier trabajo. Pero por encima de todo, mi deseo es que ni aquí ni en ningún lugar del mundo se sigan matando mujeres por el hecho de ser consideradas inferiores. Yo seguiré reconociendo sus cualidades, ni mejores ni peores que las de los hombres, y admiraré por encima de todas ellas la capacidad de ser independientes y de realizar su camino sin prescindir de un hombre. A todas ellas, les dedico la entrada de hoy y anoto unas palabras de la actriz Zsa Gabor para darles fuerza en su lucha:
"Cuando un hombre se echa atrás, sólo retrocede de verdad. Una mujer sólo retrocede para coger carrerilla"
4 comentarios:
Mis aplausos por tan buena columna, asi tambien dejo aqui mis respetos llenos de anor y sinceridad, a todas las mujeres del mundo/
Abrazos y hasta simrpre.
Estoy de acuerdo en todo lo que dices. Una buena entrada al blog. Sólo creo que hay un error en esta frase:
"Yo seguiré reconociendo sus cualidades, ni mejores ni peores que las de los hombres, y admiraré por encima de todas ellas la capacidad de ser independientes y de realizar su camino sin prescindir de un hombre."
Lo de ser "independientes o realizar una camino sin prescindir de un hombre" lo has intepretado mal. No me refiero a estar casada o ser madre soltera, sino a escoger el camino que quieras cuando quieras, sin ataduras,me refería a todas las mujeres que dependen de un marido que las mantenga o que prefieren seguir viviendo infelices al lado de alguien por miedo a estar solas. Mujeres "independientes" son las que deciden por y para ellas mismas, nada más.
Si, lo había entendido perfectamente pero creo que la frase está erroneamente construida. Al decir "sin prescindir de un hombre" estás diciendo que no prescinden de un hombre. Por eso me llamó la atención. Prescindir es "no contar con algo o alguien" por lo tanto si decimos "sin prescindir" estamos diciendo lo contrario. Es correcto lo que digo? ;)
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