miércoles, 17 de diciembre de 2008

Se encienden los focos del teatro...comienza la acción




Pasan las semanas y los meses y tu vida sigue siendo la misma rutina que te perseguirá siempre. Empiezas a sentir que no haces nada interesante y que por mucho que intentas cambiar las cosas hay algo que te sujeta al suelo y no te permite volar. Te emborrachas cada viernes en cualquier bar intentando imaginar una vida diferente. Escribes textos como este replanteándote tu existencia. Buscas un suspiro de felicidad en drogas blandas, mujeres y fiesta, hasta que un buen día se encienden los focos del teatro donde llevas 18 años viviendo con la luz apagada y comienza la acción:
-donde antes estabas una hora y media aguantando a un viejo amargado ahora te sientas en su silla y te fumas un porro, luego te estiras y pasas la noche acompañado.
-te sientas en las vías del tren de espaldas a la dirección por donde debería venir, esperando escuchar su pitido, y consigues que no pase.
-corres desde Plaza Sant Jaume a la Barceloneta delante de los Mossos metiéndote en callejones y cruzando los dedos para que en la esquina no te espere un furgón. Al cabo de una hora estás en una plaza de Gracia bebiéndote una xibeca con los compañeros de fuga.
-sacas una pancarta en una programa de TV3 en directo, ves la cara de atontao que se le queda al presentador, cuando acaba el programa te piden los datos, se los das y te vas andando casi 2 horas para coger el metro de vuelta, xibeca en mano.
-y otras cosas que no se pueden contar.
Cuando vives todo esto te das cuenta que la vida esta llena de momentos excitantes, sientes que estás en escena, que has dejado de ser un títere para ser un actor, sabes que te vas a estrellar y te da igual, solo piensas en tirarte al barranco sin cuerdas ni casco, y cuando estás en plena caída libre dices “quiero más”.

NO ESPERES A QUE TU VIDA CAMBIE, HAZLA CAMBIAR

sábado, 13 de diciembre de 2008

Quién quieres ser

Intervención propia en la Asamblea de Comunicación del jueves 11 de diciembre a las 14:00h.


Diario El País (7 diciembre 2008)
EN PORTADA: Tiempos de revuelta. Las autoridades están nerviosas. Son miles, están bien organizados y tienen un objetivo común: luchar por mejorar la universidad [...]
EN ARTÍCULO: ¿quiénes son esos alumnos que están poniendo contra las cuerdas a los dirigentes universitarios?

Nosotros, somos nosotros, cada uno de los que llevamos aquí casi un mes; debatiendo cuatro horas al día sobre cómo queremos que se haga esta ocupación, trabajando en comisiones o asistiendo a las actividades alternativas, comiendo lo que nos dan los mercados, durmiendo en el suelo, esforzándonos día a día para dar sentido a todo este movimiento.Y quizá soy un idealista pero no entiendo cómo puede haber gente que quiera echar todo esto abajo, no me creo que siendo tan jóvenes no queramos luchar por mejorar algo. Y creo que cada uno de nosotros debería plantearse sus aspiraciones en esta vida.
¿Qué queremos? ¿Queremos conformarnos con vivir en una casa con jardín y garaje, tener un coche familiar y una tele de plasma, o queremos lograr mantener nuestros principios y luchar por nuestros derechos? ¿Queremos reformar la cocina cada cinco años y comprarnos un traje Armani para los domingos, o queremos guardar en nuestra cartera un titular del País que diga: “Los estudiantes consiguen crear una Universidad mejor”? ¿Queremos ser una pieza más de un mercado laboral controlado por unos cuantos, o queremos ser individuos críticos y libres que formen parte de una sociedad más justa? ¿Queremos que nuestros hijos nos digan: “Gracias papá por regalarme la Play 7, o queremos que nuestros hijos nos digan: “Gracias papá por darme la posibilidad de ir a la Universidad”? ¿Qué queremos? ¿Qué futuro queremos para nosotros y para los que vengan detrás? Esa es la pregunta.
Y mi respuesta es: No quiero que nos recuerden como la generación que emprendió una lucha y se rindió, que abandonó por falta de fuerzas y unidad. Quiero que nos recuerden como la generación que reivindicó un derecho colectivo y luchó por un futuro digno, la generación que unida logró cambiar las bases de un sistema educativo precario, quiero caminar con la cabeza bien alta y que nunca nadie me pueda decir que no lo intentamos, que no luchamos hasta el final.

Compañeras y compañeros, estamos haciendo historia, y no nos damos cuenta. Solo quiero que sepáis que la decisión de hoy determinará el tipo de persona que seremos mañana. Que cada uno decida libremente “quién quiere ser”.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Vivir es soñar

Texto escrito la semana pasada durante una de mis noches de ocupación. Pido disculpas por el lenguaje y las formas, pero hay momentos en que no te puedes contener y he decidido no modificarlo. Prefiero no tergiversar la crudeza de la realidad, como hacen la mayoría de medios de comunicación. Los eufemismos que los utilicen aquellos que intentan ocultar algo, yo NO.


A las tres de la mañana, hasta el culo de xibecas, pasando mucho frío, posiblemente con fiebre y después de haber vomitado la mierda de kus-kus que cada noche cenamos. Justo en este momento cojo papel y boli y empiezo a escribir sobre no sé qué. Me levanto de la esquina donde intento refugiarme del frío y me siento solo en una clase. Enciendo mi cigarro y me doy cuenta de que mis manos huelen mal: a cerveza, a nicotina, a grasa, a tinta. Muchos pensarían que todo esto es una mierda y que estás en el fondo del agujero, pero yo aprendí a no quejarme por gilipolleces. Hoy más que nunca me doy cuenta que prefiero ser un don nadie antes que alimentar al modelo de sociedad en el que vivimos. Somos los putos títeres de aquellos capuyos que se pasean con traje por grandes salones dorados, jugándose territorios y vidas en una partida de pòker. Pero la verdadera mierda del mundo nos rodea, nos mancha, porque esa mierda somos todos nosotros, todos aquellos que pasan por el tubo y se dejan dar por culo a cambio de un aumento de sueldo.
No quiero pasarme la vida trabajando en una oficina, en una fábrica o detrás de un mostrador, para comprarme un coche familiar cada diez años, una tele de plasma, un sofá para cuatro. No quiero irme de luna de miel a Punta Cana y luego pasar el resto de mis vacaciones en un hotel con piscina. No quiero tener dos hijos maleducados y una mujer que se abra de piernas una vez a la semana y lo más bonito que me diga sea: “déjame la visa”. No quiero comer cada domingo en casa de mi suegra, y que mi mujer me regale una colonia cada San Valentín. No quiero vivir en una casa con garaje y jardín, y pasar mis últimos días en una residencia al lado de una joven amargada que me limpie el culo y de veinte viejos hasta las cejas de medicamentos.
Y ya que voy borracho, soñaré cómo quiero que sea mi vida. Quiero coger una mochila y recorrerme todos los rincones del mundo, conocer a miles de personas, pasar muchas noches en bares bebiendo cerveza mientras hablo de la vida con alguien creyendo que podemos cambiar el mundo. Quiero tirarme por el barranco una y otra vez y volver a subir, golpear un muro pensando que lo tiraré abajo y quedarme inconsciente del esfuerzo. Y cuando me canse de intentar lo imposible y de vivir al límite, quiero tener una casa en frente del mar (del Mediterraneo si puede ser) y ver salir el sol cada mañana, quiero despertar a mi mujer con un beso cada día, y escribirle poemas cada luna llena, quiero fumar porros cada domingo por la tarde hasta no sentirme los dedos y luego hacer el amor mientras anochece. Quiero que su mejor regalo sea un “te quiero” susurrado al oído y que consiga ponerme los pelos de punta. Quiero morirme el día que no pueda escribir la palabra “libertad” y un segundo antes de cerrar los ojos poder decir que lo hice todo en esta vida, y que luche, y que nadie me podrá decir jamás que no lo intenté, y poder caminar con la cabeza bien alta allí donde vaya y decir que fui un “vividor”, pero sobre todo que fui “libre”.
La realidad es que mañana me levantaré con dolor de espalda y de cabeza y seguramente ya no quede café. Pero me da igual, imaginarme por un instante mi vida me ha hecho sonreír, que es lo importante. Mañana continúa la lucha.
RESISTIREMOS
Aitor

El "por qué" de este blog


Hoy comienzo uno de mis tantísimos intentos de crear un espacio donde poder publicar todos los textos que escriba. Seguramente ésta sea una de las mejores oportunidades que tenga de que muchas personas puedan escuchar mi voz desde la distancia.


¿Por qué LIBERTAD como título?


Porque quizá la palabra "libertad" sea la palabra más bonita de todo el diccionario, y posiblemente la más difícil de lograr.

Porque si a algo aspiro en esta vida es a ser una persona "libre".

Porque es el término que mejor define lo que intento en este blog: no copiar canciones, ni otros textos, ni frases típicas, sino imaginar y escribir libremente cualquier estupidez que se me ocurra.

Y porque como diría Ghandi: "No se nos otorgará la libertad externa más que en la medida exacta en que hayamos sabido, en un momento determinado, desarrollar nuestra libertad interna".


Por eso empiezo esto, para desarrollar mi libertad interna y transmitirla a los demás. Aquellos que callan, no existen.


Siempre con ilusión y una sonrisa,


Aitor